domingo, 11 de agosto de 2013

La plenitud no es de hadas

En una película que vi recientemente observe algo que me servirá para darte un ejemplo de lo que vamos a reflexionar ahora. Antes quiero agradecerte por leer mi estilo literario. Un honor para mi tenerte como lector.

Relataba que una mala decisión que tomo el rey del reino desencadeno una gran desgracia para la humanidad. Su decisión no solo afecto a sus seres queridos sino la naturaleza. Emergido el mundo en ese cuadro de repente apareció un lugar que no había recibido ningún daño, no había sido maltratado porque unas hadas lo mantenían con vida; las hadas usaron su magia para que se mantuviera intacto ese lugar.

En la vida diaria las áreas que administramos no son producto de encantamientos, nosotros las construimos. No existe manera instantánea de crearlas a nuestro antojo. Se forman ladrillo por ladrillo.

La plenitud no se construye con magia. Se edifica en decisión y esfuerzo; no es cuestión del azar, sino se establece a propósito. La plenitud que hoy gozamos en Cristo, fue conquistada en la cruz “y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.”Colosenses 2:10.

Desde ahora al recibir esa verdad en tu vida te aseguro que te sentirás lleno, seguro y pleno. No importa lo inseguro o intimidante que se encuentre el mundo allá afuera tu puedes descansar bajo esta verdad. ¡La plenitud la recibimos gracias a la obra de Jesús en la cruz!

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