Hace unas semanas en mí país se dio un fenómeno donde la arena del
Sahara cubrió gran parte del territorio. Al observar las montañas se lograba
apreciar la arena, se veía una densa nube que cubría todo.
En la vida sucede lo mismo.
Puede que la arena del desierto
nuble tu visión, opaque la cima que deseas alcanzar; pero nada se termina hasta
que tú lo decidas.
Hay momentos en que es tan densa la arena del desierto que sientes
que perdiste el rumbo que no hay esperanza y la visión se vuelve muy tenue, no
se logra observar con facilidad la meta, la bendición y la salida. En esos
momentos debes afirmarte y tener una buena actitud, sin importar que tan fuerte
sea la lluvia de arena. Eso también pasara y te aseguro que tu serás una nueva
persona.
Abre las puertas, levanta las
ventanas, sacúdete la arena y camina sin temor. Hoy es momento de levantarse y
resplandecer.
Tengo una buena noticia: Dios ha
dicho que su poder y luz te cubrirán, y que no temas a seguir caminando porque
su respaldo esta de tu lado. ¡Levántate y resplandece hoy!
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