miércoles, 23 de julio de 2014

¡OBSERVE Y CREI EN LO QUE LO SOSTENIA! PARTE II

Un día mi madre me contaba que desde muy pequeña, el Señor le había mostrado su grandeza. Si no me equivoco sería el primer milagro que hizo en la vida de ella. Cuenta que una vez su mamá había dejado unos alfileres, los cuales sirven para tejer ropa. Entonces, mi mamá los tomó y se puso a jugar con ellos, se los puso en la boca. En un descuido se tragó un alfiler. Al ver esto ella salió corriendo a donde su madre y le contó todo. En esa época ella tenía siete anos.

Mi abuela la llevó al doctor, las indicaciones del médico fueron que no debía comer nada y que esperara unos días para ver si se le había trabado en algún lado y así poder hacerle una cirugía, muy costosa por cierto. Pasaron los días. Al tercer día de lo sucedido  escuchó que por la casa pasaba un hombre con sorbetes. Mi tío, al ver que mi madre tenía hambre, decidió comprárselo y ella se lo comió. Instantes después de terminárselo. Sintió la necesidad de ir al baño. Cuando regresó le dijo a su hermano: “Salió, salió, el alfiler está fuera de mí”. Imagínate. El objeto, primero pasó el esófago, después el estómago, recorrió todos los intestinos. El poder de Dios es impresionante. Para Él, no hay nada imposible.

Creo que aquél que deposita su confianza en el Altísimo, no importa lo que venga, le ayudará a pasar la prueba, sin importar las circunstancias, ni los hechos.

Jesús es la verdad y eso vale más que un problema. Dios ya sabía que todo eso iba a pasar y por eso plantó en mi mamá semillas de fe, esperanza, decisión etc. Lo cual sus hijos hoy disfrutamos.  Mi madre al aceptar las bendiciones empezó a plantar en nosotros el amor y la necesidad de buscar a un Dios sobrenatural. Tal vez en su vida no fue así, quizás en tu niñez nunca te hablaron sobre Jesús, o en este momento pasas por situaciones más difíciles. Pero sabes, la buena noticia es que tú puedes hacer la diferencia. Puedes tomar la decisión de hacer a Jesús tu roca. Así cuando todos te vean y el derrame su gloria en ti, El se llevara el crédito, observaran y creerán en El!

miércoles, 2 de julio de 2014

¡OBSERVE Y CREI EN LO QUE LO SOSTENIA!

Un misionero ingles llego a África y comenzó a tener sus reuniones baja el único árbol de la aldea. En una ocasión un brujo local maldijo el árbol y este se marchito, no solo quito la sombra, sino que mino la credibilidad del predicador y el Dios que decía predicar, como era de esperarse los nativos huyeron porque veían que había un hechicero más poderoso. El predicador empieza a clamar y a orar. La respuesta del Señor fue: “convoca una reunión de oración y revierte la maldición del árbol”. Su reacción fue como cualquier humano. El dijo: “por ahora me quedo la mitad de la iglesia, si oro por el árbol y no se sana se irá la congregación que me queda”. Sin embargo lo hizo tal como Dios le había encomendado, pues, El le estaba enviando. Nunca razones cuando el Altísimo te envíe a hacer algo. Solamente hazlo. El ingles y la congregación ponen las manos sobre el árbol y le dicen: “En el nombre del Señor queremos que sanes nuestra iglesia, queremos que sanes nuestro árbol”. Dios no solo revirtió la maldición, sino que resucito el árbol y esta frondoso. Es el único árbol en África hasta la fecha que da frutos contra todos los pronósticos naturales, da dos veces al año. Todos quieren verlo y de todas partes llegan  porque no se explican porque solo su producción es doble.

El sello de Dios está en el. Cuando indagas profundamente buscando el por qué se encuentra de pie, te topas con la sorpresa que el Señor tiene toda la gloria. Observas y crees en lo que lo sostiene. Crees en los milagros de Dios.

¿Cómo puede estar con vida en un suelo árido y desolado? La respuesta es sencilla: Lo mantiene firme la palabra de Dios. Nosotros somos luz en medio de toda la oscuridad. A pesar de las circunstancias difíciles, si mantienes una actitud correcta las personas no podrán decir: “él o ella se encuentra de ese modo por las cosas que tiene, o porque esta fingiendo lo que ocurre a su alrededor”. No, al indagar más profundamente  y vean tu alegría, tu fe, tu convicción, lo que te sostiene en toda la adversidad, se convencerán que es un poder sobrenatural que excede sus fuerzas y las circunstancias del entorno; Jesús el hijo de Dios es el autor del milagro. El que nos compró con su amor. El que lavó todas nuestras culpas y pecados. Brilla de tal forma que cuando las personas te vean crean en el Padre amoroso que tenemos!