viernes, 28 de agosto de 2015

skateboard

Un amigo practica skateboard cuando tiene tiempo libre. A muchos jóvenes les encanta este deporte, les ayuda en muchos aspectos de su vida. Deslizarse sobre una tabla con ruedas y a su vez poder realizar diversidad de trucos, es sin duda una experiencia muy emocionante y a eso hay que sumarle los bonitos paisajes que se observan mientras practicas. 
Hoy te quiero hablar un aspecto importante haciendo una analogía. 
Así como las ruedas pequeñas nos mueven hacia muchos lugares bonitos, en el caso del skateboard, las cosas pequeñas de la vida nos hacen transitar por el paisaje de la felicidad.

En ocasiones no vemos detalles que la vida nos lanza día a día. Creo que la vida siempre sale a nuestro encuentro cada mañana, dándonos la oportunidad de comenzar de nuevo. Aunque despertar sea insignificante para muchos, para los que se encuentran desahuciados y en cama por una enfermedad, eso pequeño de abrir los ojos se convierte en algo extraordinario. La abundancia económica se convierte en algo preciado cuando se ha pasado por la escasez, la salud se valora cuando la enfermedad dijo adiós, un beso se atesora cuando algo tan sencillo como el amor inunda los corazones de las personas, se agradece tener todas las partes del cuerpo cuando otros no poseen un brazo o una pierna. Si tan solo viéramos las cosas insignificantes de la vida nos daríamos cuenta que hemos transitado mucho camino y no hemos disfrutado el viaje, la ruedas pequeñas nos llevan por largos senderos y nosotros preocupados por el afán de cada día perdimos del rumbo de observar aunque sea un momento detenidamente. Las cosas pequeñas son gratis no se compran ni se los come la polilla, las cosas insignificantes son regalos que Dios nos da para que podamos ser felices verdaderamente. ¡Por favor agradece por las cosas pequeñas de la vida!